TTB # 2

Nuestra Banana se dirigía hacia el norte por Columbus Drive trazando una larguísima línea recta; al fondo, una estampa de la ciudad que podría ilustrar una lección de geometría de los modernos libros de texto de bachillerato. Tim, que mantenía el ritmo de su entusiasta exposición,  haciéndose eco de un debate surgido en la ciudad nos trasladó la pregunta de si a las gaviotas que pueblan los alrededores del lago Michigan en lugar de llamarlas 'seagulls' (gaviotas en inglés) se les debería llamar 'lakegulls' ('sea' es mar y 'lake' es lago, en inglés). Sea como fuere, las hay a patadas y, por lo visto, de distintos tipos: he leído que en el lago Ontario (otro de los grandes lagos) hay hasta once tipos distintos de gaviotas, por lo que es de suponer que en el vecino Michigan ocurra algo similar. A modo de propuesta, creo que 'plaguegulls' sería un término adecuado para designarlas.

                                                Seagulls or lakegulls?

TTB avanzaba hacia Navy Pier, la siguiente parada. Tim continuaba con sus explicaciones puesto en pie y, justo al momento de llegar al PB Pedestrian Bridge de Frank Gehry, en un gesto teatral hecho con la precisión de quien lo ha repetido muchas veces, se dejó caer en la silla simulando que se había librado de un fatal desenlace al evitar que su cabeza impactara con el puente. Las solteronas de Wisconsin gritaron y celebraron el gesto de Tim.

                                              ¡Cuidado con la cabeza, Tim!

En Navy Pier bajamos de TTB creyendo que pararía durante unos minutos, pero reanudó su marcha nada más bajarnos. Al punto nos dimos cuenta de que habíamos olvidado la funda de la cámara de fotos en nuestro asiento y echamos a correr, gritando, detrás de TTB. Tim se percató de ello, mandó parar el autobús y nos preguntó si dentro de la funda había dinero, contestamos que no y él nos dijo que, en ese caso, nos la devolvía. Gracias de nuevo, Tim.
Ese fue el momento en el que nuestras vidas y la de Tim se separaron, puede que para siempre.
Dimos una vueltecita por Navy Pier y nos zampamos una hamburguesa en el MacDonald's hasta que volviera el próximo TTB. Dedicaré una entrada a dicho lugar en otro momento.

                                                                                       
Unos minutos después tomamos otro TTB. El lugar que Tim había ocupado en nuestro primer tramo del recorrido lo ocupaba ahora una afroamericana de mediana edad cuya exposición nada tenía que ver con la de aquél. Entre cada uno de sus prolongados silencios (extraño comportamiento en una guía de un Top Banana) intercalaba un paquete de información escueto. Mich y yo ibamos solos en el TTB, mirábamos a un lado y a otro a nuestro antojo y a ella no le hacíamos ni caso, lo que tal vez fuera la causa de que su manera cuántica de dar información fuera decreciendo en intensidad y frecuencia. Al lado de la Water Tower el autobús paró nuevamente, bajó la guía afroamericana y subió un guía afroamericano, seguido de un nutrido grupo de blancos y un asiático, todos ellos norteamericanos, muchos de ellos jóvenes.

Cuatro joyas de la zona norte de Michigan Avenue son la Torre del Agua, el John Hancock Centre, la Fourth Presbyterian Church y la Chapel of St. James. La primera, que data de la segunda mitad del siglo XIX, es un edificio a modo de castillo gótico que sobrevivió al gran incendio de 1871 y que albergaba un depósito de agua. No deja de tener cierta gracia aunque pueda parecer un Exin Castillo al tamaño norteamericano. El John Hancock Centre es uno de los rascacielos más altos de Chicago, de aspecto férreo, desde cuyo observatorio se puede contemplar toda la ciudad. 

The Fourth Presbyterian Church y St. James Chapel son dos iglesias de finales del siglo XIX reconstruidas después del gran incendio. Parece que el estilo gótico era el preferido de los arquitectos en aquellos años, en especial el inglés y el francés, un pulcro gótico revival. Al estar rodeadas de grandes rascacielos estas catedrales parecen pequeñas, pero ese contraste con sus vecinos gigantes resulta llamativo.
El último tercio del recorrido de TTB transcurría en su mayor parte por Clark Street, una de mis calles favoritas del downtown. El sol, que estaba casi en su punto más alto, era una bendición, aunque yo continuaba aterido.


Clark St. es una calle bulliciosa por el día y repleta de restaurantes y clubes, locales que suelen encontrarse en bonitos edificios de escasa altura. Entre los más emblemáticos se encuentran el Blue Chicago, un pequeño club de blues con solera, el Portillo's (sus perritos y sandwiches están buenísimos) y el Hard Rock Café.


El tercer guía de nuestro TTB era un afroamericano de mediana edad con aspecto entre rapero y predicador. Salió del Hard Rock Café y se dirigió al autobús con andar saltarín y un suave balanceo y, en un suspiro, agarró el micro y saludó con entusiasmo. La gente celebraba el desparpajo de su speech y yo celebraba su lenguaje corporal, cargado de un extraño ritmo sincopado que pedía a gritos un fondo musical de Dr. Dre o, mejor, de Guru Jazzmatazz. Me sorprendió que nadie hubiera pensado en la conveniencia de ponerle un DJ en el autobús.


Seguimos el recorrido por Wacker Drive, a la orilla del río. A esa hora del día la luz reverberaba en la gigantesca torre de Donald Trump y el viento levantaba polvo de agua del río que cortaba la piel. Esperé que desde los aparcamientos de las torres gemelas de Marina City cayera algún coche al agua como en The Hunter, y que Steve McQueen emergiera del río con su mono azul, expuesto a los disparos de un francotirador. No ocurrió nada de eso, pero ese par de mazorcas lo sugiere.


                                         Torres gemelas de Marina City

Continuamos por el gran cañón arquitectónico que es Wacker Drive hasta la altura de Merchandise Mart, el edificio comercial más grande del mundo, una mole art decó de tal magnitud que parece milagroso que el suelo pueda soportar su peso.


TTB giró a la izquierda para dirigirse a la que sería nuestra parada final, al lado de la Torre Sears (hoy Willis Tower), el edificio más alto de América. Habiamos iniciado nuestra exploración de la ciudad por suelo y ahora tocaba hacerlo desde el cielo.