Eran las cinco de la tarde en Chicago cuando salimos del hotel sin saber por dónde quedaba el norte de la ciudad ni por dónde empezar a hincarle el diente, pero daba igual; ese primer día decidiríamos qué hacer sobre la marcha. En la calle, un poco amedrentados por esa verticalidad tan imponente, buscamos de forma instintiva el espacio abierto. Echamos a andar y nada más llegar al cruce con State St. (qué gran calle, como cantaba Frank Sinatra) comprobé por primera vez la diferencia de tamaño entre el mundo norteamericano y el nuestro: el salto que confiadamente dí de la acera a la calzada se me antojó abismal y pudo ser una experiencia traumática a la vista del chasquido que me causó en las vértebras, pero parecía que la cosa no iba a pasar de un susto y aprendí que en Chicago debía tener cuidado con los bordillos.
Cruzadas State St. y Wabash Ave., y llegando a Michigan Ave., apareció un gran espacio bautizado con el nombre de Millenium Park, una superficie limitada por Michigan Ave., Randolph St. y el lago Michigan y unida a Grant Park casi sin solución de continuidad.
Al cruzar Michigan Avenue y entrar en el parque tuve la sensación de cargarme de energía. Los árboles en flor, la luz del sol reflejada en los edificios de cristal de Randolph St., la ligera brisa del lago, los amplios paseos embaldosados, limpios como una patena, la gente relajada....Me sentía tan optimista que comencé a tararear mentalmente la canción 'I want to live in America', en la versión de Trini López, para concretar.
Unos pasos más adelante se dejó ver el impresionante Jay Pritzker Pavillion de Frank Gehry, con sus formas retorcidas que imitan las obras de un tal Frank Gehry (el del Guggenheim de Bilbao, si). Bromas aparte, el auditorio y su espacio exterior, que se utiliza para todo tipo de eventos culturales al aire libre a partir de junio (en Chicago todo funciona a tope a partir de junio), y que entonces estaba cercado, es la joya arquitectónica del parque.
Fue una pena que aún quedaran unas semanas para que comenzara la temporada de festivales al aire libre (gospel, blues, jazz, danza...) que se celebran a partir de mayo en el magnífico auditorio del Jay Pritzker Pavillion en Millenium Park y en el vecino Grant Park.
El BP Pedestrian Bridge (o BP Bridge), también de Frank Gehry, es un sinuoso puente que une el auditorio con Grant Park. Desde el lomo de esta enorme serpiente plateada se puede disfrutar de excelentes vistas. Gracias a su diseño, cumple la función de barrera protectora contra el ruido del tráfico por Columbus Drive. Ha sido el único puente diseñado por el arquitecto.
Vista de Millenium Park desde el puente de Frank Gehry
Pero el parque también alberga otro tipo de joyas.